Matías nació en Santander el 11 de Noviembre de 1988. Desde pequeño ha crecido influenciado por un ambiente familiar que vive con pasión el deporte. No en vano su padre, Fco. Javier Mantilla, fue jugador de fútbol profesional, militando varios años en el local Racing de Santander.
Con el paso de los años Matías encajó su verdadera vocación en el deporte de las dos ruedas, vinculado desde joven a la competición en equipos de categorías inferiores, hasta tocar su cénit en el año 2010 como miembro del equipo amateur Trasmiera-Footon, filial del equipo World Tour Footon-Fuji, de Mauro Gianetti y Josean Fdz. Matxín.
Debido a su potente constitución física de fuerte rodador, Matías se exilió en 2011 a Bélgica para competir en un circuito en el que poder brillar con luz propia. En esta temporada comparte competición con equipos y ciclistas profesionales (categoría continental), descubriendo la magia del pavé, un pavimento hasta ahora desconocido para Matías, en el que los belgas y centroeuropeos se mueven como pez en el agua, y en donde Matías dejó seña de su calidad pese a no tener experiencia previa, para asombro de los ciclistas locales. En este año Matías disputa carreras codo a codo con superclases del pelotón internacional como Tim Wellens. Bélgica, tierras de clásicas, de carreras épicas sobre adoquín y barro fue sin saberlo, inspiración y alma vida del concepto Café Roubaix.
La lejanía de la familia y la libertad de una nueva vida hacen que Matías, sin dejar de amar el ciclismo, piense en nuevos horizontes vitales, lo que le lleva en 2012 a mudarse a Londres, dejando atrás una oferta de renovación del contrato por parte de su equipo belga.
Londres supone un nuevo punto de inflexión en la vida de Matías. Un mundo nuevo, sensaciones inéditas y mucha inspiración, que de forma natural le han permitido erigirse como un notable angloparlante. Allí en Londres es dónde Matías descubre la hostelería, que años después continuaría de vuelta a España. Pero no solo descubre la hostelería clásica, sino que además se deja maravillar por un nuevo concepto, los bike coffe, o cafeterías temáticas en las que la bicicleta como medio de transporte sostenible tiene plenos poderes y derechos. Años después sería el germen de Café Roubaix.
De vuelta a casa, Matías continua andando en bicicleta, su verdadera pasión, pero alejado ya del foco de la competición, vinculado al mundo de la hostelería, pero con la cabeza siempre en vela con una idea, un sueño…. Crear un negocio vinculado con el mundo del ciclismo, pero sin seguir los patrones habituales de las tiendas de bicicletas….. Sus experiencias internacionales no le permiten volver a lo mismo, a la fórmula fácil y archiconocida…. Y es ahí donde nace el esbozo de lo que es hoy Café Roubaix, de la mano de su amigo Rubén, compañero de grupeta de entrenamiento y compañero de ideas y acción creativa.